"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 20 de agosto de 2015

Metida a bloguera


La semana pasada terminé de leer un libro que recomiendo encarecidamente: “Invierno en Madrid”. Su autor es un escocés doctorado en Historia, Cristopher J. Sansom.
Lo recomiendo a aquellas personas que, como yo, sean unas forofas de la Historia, en particular de la del siglo XX y en concreto de la española.
En él se reconstruyen los primeros años del franquismo, justamente cuando el resto de Europa estaba luchando o esquivando a Hitler. Y su lectura me llevó a una interesante conversación en la que yo argumenté lo repulsivo que me parecía que Churchil aparezca en los libros de Historia como un héroe cuando en realidad para los españoles más bien desempeñó el papel de villano. Soy consciente de que llevo una republicana en mis entrañas – me han dicho si no seré la reencarnación de alguna, tomándome como me tomo tan a pecho las circunstancias de aquella época, y no reniego de que pudiera ser cierto...- pero es que pensar en cómo tanta gente sufrió cuarenta años de dictadura cuando podríamos haber sido un país más de Europa, con nuestra guerra mundial incluida, con nuestro plan Marshall y nuestro gobierno democrático, me bulle la ira.
¿Que podría no haber sido así? Quizá. ¿Que hubiera sido terrible pasar por una guerra mundial? Puede ser, pero con la ayuda de los gobiernos “democráticos” habríamos tenido la oportunidad de luchar contra el fascismo en vez de aliarnos con el comunismo porque no quedó otro remedio. Porque eso fue exactamente lo que ocurrió; ahora, con la perspectiva de los años, sabemos que la República no fue vencida por las tropas de Franco, lo fue por la cobardía de Chamberlain y de Churchil y por la del gobierno francés. Si ellos hubieran prestado auxilio a la República cuando Azaña lo solicitó, los españoles no hubieran tenido que volverse hacia el único país que le ofreció ayuda: Rusia. Una dictadura terrible como la Stalin, que nos llenó el país de sus policias secretas, sus checas y sus terribles maneras de manejar una guerra. Si los “rojos” fueron crueles en la guerra, lo fueron en gran parte inducidos por los sanguinarios comunistas que trajeron a España munición, alimentos y adiestradores políticos. ¿Sabe la gente que si a un soldado se le acababa la munición debía seguir adelante porque si no los de su mismo bando le pegaban un tiro por desertor? Así funcionaban los comunistas rusos, los dueños del ejército desde que llegaron...El terror dentro del mismo terror. La tristeza que me invade por esas jóvenes vidas sesgadas por luchar por el ideal de un país sin terratenientes, sin empresarios corruptos y miserables, de misa diaria pero corazón de hierro, es inmensa.
Y mientras, Inglaterra y Estados Unidos vendiendo combustible a Franco y sus tropas para presionarle de que no se aliara con Alemania...Sin duda, detener el fascismo era más importante que ayudar a un gobierno legítimamente elegido...un gobierno que no era comunista sino una coalición de izquierdas.
¿Qué mas da eso a estas alturas? ¿Por qué remover viejas historias? ¿Por qué preocuparse de recuperar los cuerpos de gente asesinadas y enterradas en fosas comunes al lado de cualquier cuneta? Lo escucho y me rebelo.
No creo que debamos olvidar la Historia. No creo que nuestros jóvenes deban crecer en la ignorancia. Es más, hoy podemos ver las cosas con una perspectiva menos politizada que hace cincuenta años...pero tenemos que seguir viéndola. No podemos dar la espalda a unos sucesos que nos dejaron con un millón de muertos y otros millones de vidas a los que arrebataron su futuro.
No podemos decir que en el bando de los buenos estaban Churchil, De Gaulle,
Roosevelt o Truman y en el de los malos Hitler, Mussolini, Stalin y Franco. No. El bando malo está clarísimo; pero el de los buenos está tan plagado de claroscuros que resulta imposible declararles inocentes. El juego de la política es sucio. Y ellos fueron políticos. Tan políticos que nos dejaron en la estacada sin el menor remordimiento.
Ea, ya está, un desahogo personal que para eso lo trato en mi blog.
Podéis estar o no de acuerdo, lo respeto y aguardo contestación; pero la indignada mujer de izquierdas que vibra e mí no podía callarse.
Por cierto, el libro va de espionaje. Merece a pena leerse, os guste o no mi alegato.

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