"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 18 de mayo de 2017

"La maldición de ser maestra"


Este es un contrato firmado por la señorita...maestra, y el Consejo de la Educación de la Escuela...por el cual la señorita acepta impartir clases...y acuerda:
1. No casarse. Este contrato queda anulado automáticamente si la maestra se casa.
2. No andar en compañía de hombres.
3. Estar en su casa entre las 8:00 de la tarde y las 6:00 de la mañana a menos que tenga que atender en función escolar.
4. No pasearse por heladerías del centro de la ciudad.
5. No abandonar la ciudad bajo ningún concepto sin permiso del presidente del Consejo de Delegados.
6. No fumar cigarrillos. Este contrato quedará anulado si se encontrara a la maestra fumando.
7. No beber cerveza, vino ni wisky. Este contrato quedará anulado…
8. No viajar en coche o automóvil con ningún hombre que no sea su padre o su hermano.
9. No vestir ropas de colores brillantes.
10. No teñirse el pelo.
11. Usar al menos dos enaguas.
12. No vestir vestidos que queden por encima de los tobillos.
13. Mantener limpia el aula.
14. No usar polvos faciales, no maquillarse ni pintarse los labios.

¡ Joood...Y ahora dicen que es difícil sacarse las oposiciones! Ser maestra entonces sí que era complicado...y además, más vale que no fueras un adefesio porque lo tenías crudo para arreglarte un poco.
Rescatando papeles de mis carpetas he pillado el siguiente documento de 1923 que me pasaron hace unos años y que yo guardé como recuerdo – aunque maldita la gracia que tiene – considerándome una maestra vocacional. Imaginar en qué condiciones tuvieron que trabajar mis congéneres me calienta bastante la sangre, aunque considero que nunca se deben olvidar los agravios sufridos en el pasado para ser consciente de cómo hemos progresado y cuánto ha costado llegar hasta el momento actual. Por desgracia, la ignorancia nos lleva a creer que las cosas “siempre han sido así” y no, hay que recalcar que no; y, sobre todo, hay que evitar que el presente, con leyes de educación caducas pero muy actuales, nos devuelvan a tiempos pretéritos.
No es broma; si la religión permanece en los colegios cuando debería restringirse a la catequesis de las parroquias,si cada vez se estudia menos la Historia y la Literatura, si ignoramos de dónde proceden las palabras y la belleza de su interpretación porque el latín está más que muerto… Al final seremos unos perfectos burros. Con mucha tecnología, sí, pero sin capacidad de mantener una conversación culta y sin comprender que los males de hoy son los males de siempre,sin capacidad de autocrítica ni de discernimiento sobre los sucesos que transforman el mundo...Seremos los perfectos anfitriones para que las ideas de Trump, Le Pen y compañía arraiguen en nuestros cerebritos.
¡Pavor me da!

No hay comentarios:

Publicar un comentario